jueves, 22 de abril de 2010

Cuentagotas

La de los días de lluvia, la tarde enfermiza que me recuerda a ti. Las gotas torpes, tropezaban con tu nariz y acababan desmayándose en tus mejillas. Las envidio, ellas pudieron acariciarte con más ternura que yo, además estarían durmiendo en tu abrigo cuando subiste al tren. Desde que empecé a evocarte han pasado 20 minutos, en la soledad el tiempo está como empaquetado. Mamá llamó ayer, deberías hablar con ella, aunque el teléfono te parezca un invento muy frío, su voz es cálida. Tu ausencia no es buena compañera de piso. Ha escampado y es de noche.

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