sábado, 4 de abril de 2009

Manías de la uva

Su latido cardíaco era tan cambiante e inestable como el estado anímico de un bebé,
su mente se había hecho presa de la obsesión y el deseo carnal (algo inmaduro por su parte).
Carente de sentimientos, a rebosar de obviedad. Prefería culpar a la edad.
Siempre vivió en anonimato, solo fue un vino tinto, solo fue un vino más.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes que me encanta :)
Además tiene una musicalidad muy maja (xD)

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carolina Álvarez Marcos dijo...

Cierto :$